Ya sabemos lo que extinguió a este terrorífico pájaro australiano de cuatro metros de altura

Su lento crecimiento y el probable acoso de los primeros humanos fueron demasiado para la especie


El Dromornis stirtoni es probablemente el ave más grande que ha pisado nuestro planeta. Este pariente lejano de los patos y las gallinas era cuatro veces mayor que un avestruz moderno, con una altura que alcanzaba los cuatro metros y un peso de hasta 500 kilos. Su tamaño les ha valido el apelativo de patos demonio de la muerte.

Aunque estaban dotados de enormes picos, los patos demonio de la muerte eran probablemente vegetarianos, y de hecho tenían bastante más que temer de los primeros seres humanos, que lo que nuestros ancestros pudieran temer de ellos. De hecho, un nuevo estudio publicado en Anatomical Record ha encontrado un dato que podría explicar su extinción: crecían demasiado lento.

El doctor Trevor Worthy y sus colegas de la Universidad de Flinders han estudiado los restos fósiles de varios huesos de Dromornis stirtoni. Analizando su estructura, los investigadores han podido determinar el ritmo de crecimiento de estos animales extintos así como el momento en el que estos alcanzaban la madurez suficiente como para reproducirse.

“Hemos estudiado secciones de los huesos fosilizados de estos pájaros de trueno al microscopio para identificar señales biológicas”, explica el profesor Anusuya Chinasamy-Turan, de la Universidad de Capetown y co-autor del estudio. “La estructura microscópica ofrece mucha información sobre cuánto tardaban estos animales en llegar a la edad adulta y en alcanzar la madurez sexual. Podemos hasta saber cuándo las hembras comenzaban a ovular”.

El resultado de estos análisis indica que los patos demonio de la muerte crecían muy rápido durante los dos primeros años de vida, pero no alcanzaban la madurez sexual hasta los 10 años. Es un tiempo considerable si lo comparamos con el de especies modernas como los Emúes, que ya pueden reproducirse a los dos años.

Pese a esta demora en su crecimiento, los Dromornis stirtoni se las apañaron muy bien para perdurar durante miles de años, pero poco después de la llegada de los primeros seres humanos al continente australiano, las aves se extinguieron. Aunque parece improbable que los primeros pobladores de Australia cazaran stirnoni adultos, sí que es probable que lo hicieran con los ejemplares jóvenes, y desde luego sí que saqueaban sus nidos. Los restos fósiles de huevos de esta especie muestran patrones de quemaduras que encajan mucho con la actividad humana. Las evidencias a este respecto aún son objeto de debate, pero desde luego la velocidad de maduración fue un factor determinante a la hora de condenar a la especie. Es algo que tienen en común con algunas especies de dinosaurio cuyos huevos tardaban demasiado en eclosionar, quedando a merced de depredadores o de cambios drásticos en el entorno. [Flinders University, vía IFL Science]

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